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miércoles, 4 de marzo de 2020

Régimen Ancestral: Efectivo método curativo - Seignalet

El Dr. Jean Seignalet fue doctor en medicina. Autor de más de 200 publicaciones en las principales revistas médicas en lengua inglesa y francesa, su actividad médica siempre estuvo relacionada con la química y la biología. Trabajó como médico inmunólogo en el hospital Saint-Eloi (Laboratorio de Inmunología) de Montpellier (Francia) y fue catedrático en la Universidad de la misma ciudad. En 1988 comenzó a investigar sobre el mecanismo de ciertas enfermedades y a tratarlas con un régimen alimenticio. Falleció en Montpellier el 13 de Julio del 2003.

Las pautas utilizadas por el Dr. Jean Seignalet en el tratamiento de sus pacientes, ha dado lugar al llamado Régimen Ancestral. Las bases principales de este régimen son: la exclusión de los cereales alterados genéticamente respecto a sus ancestros; la exclusión de las leches animales y de sus derivados; el mayor consumo posible de productos crudos; la utilización de aceites vírgenes obtenidos por primera presión en frío; la preferencia por los productos orgánico o biológicos; y una suplementación vitamínica y mineral a dosis fisiológicas (idénticas a las producidas por el cuerpo). Veamos los principios fundamentales del Régimen Ancestral de Seignalet:

1º) Exclusión de leches animales (vaca, cabra, oveja, yegua) y de todos sus derivados. La leche de vaca es muy diferente de la leche materna y resulta particularmente nociva para la biología humana.

2º) Exclusión de los cereales genéticamente degenerados, sobre todo trigo y maíz, porque han sufrido mutaciones importantes y se consumen muy cocidos, a diferencia de los cereales salvajes ingeridos por nuestros antepasados. Se pueden conservar el arroz y el trigo sarraceno, inofensivos y sin grandes mutaciones. El Dr. Seignalet demuestra con un estudio de evolución filogénica, que el arroz posee una característica particular respecto a los demás cereales: sometido a manipulaciones agrícolas, tiende a volver a su estado salvaje inicial; el arroz actual es muy similar a su ancestro prehistórico, cosa que no ocurre con el trigo y el maíz. Además las proteínas del arroz, aunque alteradas por la cocción, se toleran mucho mejor que las de otros cereales cocinados. Seignalet evita pronunciarse acerca de otros cereales (africanos, asiáticos o americanos), por falta de mayores elementos de juicio.

3º) Exclusión de los productos demasiado cocidos, por el hecho de que la cocción genera nuevas moléculas (isómeros, moléculas de Maillard, hidrocarburos aromáticos policíclicos y aminas heterocíclicas cancerígenas) inaccesibles a nuestras enzimas. Seignalet aconseja comer productos crudos o cocidos por debajo de 110°C, porque es a partir de dicha temperatura que se forman las estructuras peligrosas. Carnes, pescados y yema de huevo están autorizadas, pero bajo forma cruda o “suavemente” cocida. En la cocción se recomienda el vapor, el estofado, el escalfado o el cocimiento a fuego lento. Se desaconsejan parrilladas, frituras y horneados, procesos que generan temperaturas de entre 200 y 700ºC.

4º) Exclusión de los aceites extraídos en caliente o refinados, que contienen hexano tóxico, ácidos grasos saturados peligrosos e isómeros “trans”, inabordables por nuestras enzimas y muy nocivos. Hay que utilizar aceites crudos, extraídos por primera presión en frío y vírgenes (no refinados).

5º) Exclusión de productos contaminados: aditivos alimentarios (colorantes, conservadores, estabilizantes...), pesticidas, abonos, hormonas, antibióticos administrados a los animales, etc. Esto significa buscar alimentos de la mejor calidad, preferentemente biológicos o de producción natural.

6º) Suplementación en minerales, oligoelementos, vitaminas, antioxidantes, fermentos lácticos y ácidos grasos esenciales. Las carencias de vitaminas y minerales son muy frecuentes en nuestra época, debido a las aberraciones en los métodos de producción agrícola y ganadera. Los fermentos lácticos contribuyen a restaurar un buen equilibrio intestinal. Los ácidos grasos esenciales, además de sus acciones inmunomoduladoras y antiinflamatorias, contribuyen a la integridad de la pared intestinal. Los antioxidantes capturan los radicales libres, muy nocivos y abundantes en el proceso de “ensuciamiento”.

El Dr. Seignalet recomienda consumir frutas, verduras, legumbres, frutas secas, semillas, germinados, aceites de presión en frío, especias condimentarias, miel y polen. Carnes, pescados y huevos son tolerados si no provienen de cría industrial, consumidos con escasa cocción y una sola vez por día. Las bebidas alcohólicas de fermentación natural se permiten en pequeñas cantidades. Se prohíbe el azúcar blanco y sus derivados, la sal refinada, las conservas y el tabaco. También recomienda evitar al máximo los alimentos cocidos y las comidas copiosas.


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